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Mayo 5
¡Cuáles son las obras frías?
Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.APOCALIPSIS 3: 16

El mensaje del Testigo fiel a la iglesia de Laodicea habla de obras frías, tibias y calientes. ¿Por qué frías, tibias y calientes? En las Escrituras hay otros pasajes que hablan de las mismas obras con nombres diferentes. El apóstol Pablo les dijo a los hermanos de Galacia: «Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia» (Gál. 5: 19). Aquí el apóstol menciona un tipo de obras a las que llama «obras de la carne». Estas son las obras naturales del corazón carnal. Una vida irregenerada, un corazón pecaminoso que no ha sido transformado por el poder del evangelio, solo puede producir este tipo de obras. No se puede esperar nada diferente; esperar otra cosa que no sea pecado sería ir en contra de la naturaleza. El adulterio, el robo, ía mentira, son productos naturales del corazón carnal. Son obras frías porque provienen de un corazón muerto en delitos y pecados. ¡Cuántas veces nos hemos equivocado exigiendo que el que aún no se ha convertido se comporte como si lo fuera!Visitaba a una familia que asistía a la campaña de evangelización que dictaba en cierto lugar. Era una joven pareja de recién casados. Cuando conversé con ellos, la esposa expresó su malestar de la siguiente manera:—Una de las cosas que me disgustan de mi esposo es que cuando vamos por la calle, los ojos casi se le salen de las órbitas mirando a otras mujeres. No puede apartar su mirada. A veces quisiera ponerle anteojeras como les ponen a los caballos para que no mire hacia los lados, sino solo hacia delante.Yo le respondí:—Con todos mis respetos, la manera en que usted quiere arreglar el problema no funciona. Puede, incluso, sacarle los ojos, pero el corazón y el cerebro seguirán empeñados en mirar a las mujeres, y las manos seguirán empeñadas en tocarlas.Era lo único que podía esperarse de aquel caballero. Obras frías, como dice Pablo, obras muertas de la carne.Las obras frías son las mismas que en la carta a los Calatas el apóstol denomina «obras de la carne». Pero este no es el problema de Laodicea. Su problema es la tibieza, pecados de omisión que no causan escándalo. Su verdadero problema era tratar de hacer la voluntad de Dios, no con la ayuda del Espíritu Santo, sino con la determinación humana.


Mayo 5
¡Cuál es el problema de Laodicea?
Yo conozco tus obras, que no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente!Apocalipsis 3: 15


Laodicea tiene un problema. Algunos piensan que es la mundanalidad y el pecado que se han introducido en la iglesia. Sin embargo, el mensaje del Testigo fiel no reprende a Laodícea por falta de frutos. Laodicea produce muchos frutos. ¿Cuál es entonces el problema? E1 problema no es falta de obras buenas, sino que hay algo malo en ellas.A Jesús se lo presenta a la puerta de la Iglesia, no dentro de ella. Allí está, pero no puede hacer nada. Quiere trabajar en el corazón de sus hijos, pero ellos no se lo permiten. Él llama a la puerta, quiere entrar, quiere producir frutos en la vida de sus hijos, pero no puede hacerlo. ¿Por qué? Porque ellos piensan que ya los han producido todos.Hace tiempo visité a un buen amigo. No era miembro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. No había aceptado a Jesús como su Salvador personal, pero descubrí que observaba el sábado. Era dueño de una fábrica de ropa, y tenía varios empleados. Era adicto al trabajo. Exigía a sus empleados trabajar de seis de la mañana a seis de la Carde; sin embargo, el sábado cerraba el taller y dejaba libre al personal. Además, devolvía el diezmo de todas sus ganancias.Le pregunté:—¿Cómo es posible que tú y tu personal descansen el sábado, aunque no asistes a la iglesia? ¿Cómo es posible que entregues tus diezmos a la iglesia sin pensar en la urgente necesidad de aceptar a Jesús como tu Salvador personal?Él me contestó:—A través de la Radio Adventista entendí que Dios pide que descansemos el sábado y que le devolvamos la décima parte de las ganancias. Tengo temor de que, si no cierro el taller y no devuelvo el diezmo, este se incendie y pierda yo todo mi capital.En otras palabras, mi amigo me dijo: «No obedezco por amor, sino por temor».Esto ilustra de una manera clara la situación de Laodicea. Hay frutos, hay obediencia, hay esfuerzo; pero todo es producto de la voluntad humana. Jesús llama a la puerta del corazón. Si entrara porque todos los miembros lo invitáramos a morar en nuestro corazón, el problema de Laodicea terminaría. Sus obras serían las que Dios espera. Serían el resultado de la acción divina en el corazón humano.Puede ser que tus obras sean buenas. Pero la pregunta fundamental es: ¿Son obras calientes por el amor de Dios? ¿O son obras frías, producidas por el temor, o el interés personal?
Tomado del Libro de Meditaciones 2009 "Siempre gozosos , experimentando el amor de Dios" del Pastor Juan O. Perla, Más meditaciones en REFLEXIONES PARA VIVIR: http://www.johnsotilonline.blogspot.com/

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