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Archive for mayo 2016

Maria Sklodowska demostró que estaba destinada a la grandeza cuando tan solo era una adolescente. Aunque su coeficiente intelectual era mucho más elevado que el de cualquiera de los estudiantes más destacados de Polonia, el motivo de su grandeza no tenía nada que ver, en principio, con su aguda inteligencia, sino con otro aspecto de su personalidad. Cuando su madre murió, Bronya, la hermana mayor de Maria, se hizo cargo de la familia. Su precaria situación financiera no les permitió ingresar a la universidad, y ambas chicas tuvieron que trabajar arduamente para cubrir sus necesidades básicas y ahorrar un poco de dinero a fin de trasladarse a París.

En cierta ocasión, Maria se acercó a Bronya y le dijo: -A este ritmo, ninguna de las dos podrá estudiar. Por tanto, te daré todos mis ahorros para que vayas a París; te seguiré enviando dinero y, cuando termines la universidad, entonces yo comenzaré a estudiar. Bronya se opuso, porque consideraba que Maria debía ir primero porque era mucho más inteligente. -No -le dijo Maria-, tú eres la mayor. Has trabajado mucho y has esperado un largo tiempo. Tú irás primero. Maria constituye un ejemplo vivo de cómo se lleva a la práctica el consejo bíblico de no “buscar mi propio bien sino el de los demás” (1 Corintios 10:33). Pero en una sociedad tan competitiva como la nuestra, ¿darán resultado esas milenarias palabras? Veamos el resto de la historia.

Bronya se fue a París y se matriculó en la facultad de Medicina. Cuando se graduó mandó a buscar a Maria, que de inmediato comenzó a estudiar Física y Matemáticas. Pasados algunos años Maria, a quien ahora llamaban Marie, se casó con Pierre Curie. En 1903 Ma- rie Curie se convirtió en la primera mujer en ganar el Premio Nobel de Física, y en 1911 ganó el Nobel de Química, convirtiéndose en la primera persona en ganar dos premios Nobel. También fue la primera mujer en ser profesora en la prestigiosa Universidad de París.


Entonces, ¿valió la pena que Marie Curie colocara el bien de su hermana por encima del propio? La respuesta es obvia. La pregunta del millón sería: ¿Te atreverías a seguir su ejemplo?
No hay que buscar el bien de uno mismo, sino el bien de los demás”.
(1 Corintios 10:24)
Maria Sklodowska demostró que estaba destinada a la grandeza cuando tan solo era una adolescente. Aunque su coeficiente intelectual era mucho más elevado que el de cualquiera de los estudiantes más destacados de Polonia, el motivo de su grandeza no tenía nada que ver, en principio, con su aguda inteligencia, sino con otro aspecto de su personalidad. Cuando su madre murió, Bronya, la hermana mayor de Maria, se hizo cargo de la familia. Su precaria situación financiera no les permitió ingresar a la universidad, y ambas chicas tuvieron que trabajar arduamente para cubrir sus necesidades básicas y ahorrar un poco de dinero a fin de trasladarse a París.
En cierta ocasión, Maria se acercó a Bronya y le dijo: -A este ritmo, ninguna de las dos podrá estudiar. Por tanto, te daré todos mis ahorros para que vayas a París; te seguiré enviando dinero y, cuando termines la universidad, entonces yo comenzaré a estudiar. Bronya se opuso, porque consideraba que Maria debía ir primero porque era mucho más inteligente. -No -le dijo Maria-, tú eres la mayor. Has trabajado mucho y has esperado un largo tiempo. Tú irás primero. Maria constituye un ejemplo vivo de cómo se lleva a la práctica el consejo bíblico de no “buscar mi propio bien sino el de los demás” (1 Corintios 10:33). Pero en una sociedad tan competitiva como la nuestra, ¿darán resultado esas milenarias palabras? Veamos el resto de la historia.
Bronya se fue a París y se matriculó en la facultad de Medicina. Cuando se graduó mandó a buscar a Maria, que de inmediato comenzó a estudiar Física y Matemáticas. Pasados algunos años Maria, a quien ahora llamaban Marie, se casó con Pierre Curie. En 1903 Ma- rie Curie se convirtió en la primera mujer en ganar el Premio Nobel de Física, y en 1911 ganó el Nobel de Química, convirtiéndose en la primera persona en ganar dos premios Nobel. También fue la primera mujer en ser profesora en la prestigiosa Universidad de París.

Entonces, ¿valió la pena que Marie Curie colocara el bien de su hermana por encima del propio? La respuesta es obvia. La pregunta del millón sería: ¿Te atreverías a seguir su ejemplo?

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2016
“Visita mi Muro, 366 Mensajes que Inspiran”
Por: J. Vladimir Polanco

Recordemos hoy lo que nos dice la palabra de nuestro Dios de Amor:  
              No hay que buscar el bien de uno mismo, sino el bien de los demás”. (1 Corintios 10:24)
                                                          JOHN CARLOS SOTIL LUJAN

                                    DIRECTOR DEL WEB BLOG REFLEXIONES PARA VIVIR

“Las miserias de un millonario”. Ese era el título de un artículo de la revista Historia y vida, sobre Jean PaulGetty, uno de los hombres más ricos que han vivido en esta tierra. ¿Pero por qué viviría en la miseria un hombre que en su tiempo había sido el más rico del planeta? Dos experiencias de su vida te ayudarán a comprenderlo.

Getty no tuvo suerte en el amor. Se casó cinco veces, casi siempre con jóvenes a las que doblaba en edad. En cierta ocasión, cansado de sus fracasos amorosos y de que las mujeres solo quisieran su dinero, se fue a vivir a Italia, donde falsificó su identidad y trabajó vendiendo seguros. Al cabo de un tiempo conoció al amor de su vida, una bonita joven italiana, y entabló una relación con ella. Por primera vez Getty tenía en sus brazos a una mujer que lo quería a él y no a sus posesiones. Cuando estaban a punto de casarse, la joven descubrió la verdadera identidad de su prometido. Al verse descubierto, Getty dedujo que ella ya no lo quería por lo que él era, sino por lo que tenía, y decidió abandonarla. Su obsesión por el dinero le impidió estar con la mujer que amaba.

Como tenía tanto dinero que no era capaz de contarlo, se volvió un blanco apetecible para los secuestradores. En 1973 secuestraron a su nieto Paul III y pidieron un rescate de diecisiete millones dedólares. Getty se negó a pagarlo, entonces le cortaron una oreja al jovencito y se la enviaron al tacaño abuelo. Al ver que esa gente no estaba bromeando, Getty decidió pagar 2,8 millones; pero antes se aseguró de que el hijo se comprometiera a devolverle el dinero con un interés del 4%.

En la vida de este magnate petrolero se cumplió la sentencia bíblica: “Porque el amor al dinero es raíz de toda clase de males” (1 Timoteo 6:10). No es malo tener dinero; pero sí es muy peligroso amarlo porencima de todo. Como bien dijo Alexandre Dumas, el autor de Los tres mosqueteros: “El dinero […] es un buen siervo y un mal amo”.
¿Qué pasaría contigo si Dios te hiciera tan rico como lo fue Getty?

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2016
“Visita mi Muro, 366 Mensajes que Inspiran”
Por: J. Vladimir Polanco


Recordemos hoy lo que nos dice la palabra de nuestro Dios de Amor:  

 “¿De qué le sirve al necio poseer dinero?” (Proverbios 17:16, NVI).
                                                          JOHN CARLOS SOTIL LUJAN

                                    DIRECTOR DEL WEB BLOG REFLEXIONES PARA VIVIR


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