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CUESTA creer que Jesús dijera: "Bienaventurados los que lloran". La mayoría de la gente no quiere llorar. Algunos están tan tristes que intentan ahogar sus penas en alcohol y acaban por convertirse en alcohólicos.
Vivo cerca de los parques temáticos de Universal Studios, Disney y Epcot. La gente acude de todas partes del mundo para pasar unos días de vacaciones. Es interesante observar a las familias que llegan al aeropuerto. Los niños están felices y emocionados. Visitar los parques es muy caro, pero los padres quieren que sus hijos sean felices.
Jesús dijo que los que lloran son los verdaderamente felices. No enseñaba que jamás debamos mostrar alegría riendo o sonriendo. Tampoco hablaba de llorar la muerte de un familiar o cualquier tragedia. Hablaba de estar tristes a causa del pecado. Pero antes tenemos que reconocer que somos pecadores. ¿Cómo podemos ser salvos si no admitimos que estamos perdidos? ¿Cómo podemos estar llenos del fruto del Espíritu si no admitimos que la vida sin él está vacía?
Hace algunos años era muy popular una canción que decía: "Don't worry, be happy" [No te preocupes, sé feliz]. Jesús dijo que no nos preocupamos por demasiadas cosas. También dijo que hay algunas cosas que tendrían que preocuparnos y por las que tendríamos que sentirnos apesadumbrados: nuestros pecados, es decir, el orgullo, el egoísmo, la amargura y la falta de dominio propio. Cuando, después de contemplar a Dios y su santidad, veamos nuestra indefensión, nuestra desesperanza y nuestra impotencia, nos lamentaremos por nuestros pecados. El apóstol Pablo exclamó: "¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?" (Rom. 7:24). Además, confiesa: "Yo sé que en mí no habita el bien" (Rom. 7:13).
Cuando yo era niño, a veces me caía y me lastimaba. Luego iba a llorar con mi madre para que me consolara. Después de un rato me sentía mejor y salía de nuevo a jugar. Si los pecados de su vida lo apesadumbran, lo invito a que acuda a Jesús. Él lo consolará y lo perdonará.
                                               Tomado del Libro de Meditaciones Matinales 2012, del Pr.Richard Offil
  Mientras estemos en este mundo de pecado muchas veces tendremos que llorar y estar tristes a acusa de nuestros errores, dificultades y pecados, pero recordemos que esa tristeza debe ser para acercarnos mas al Señor y pedir mas de su poder y de su ayuda. Solo así podremos seguir en su camino hasta que al fin en un abrir y cerrara de ojos seamos transformados y seamos semejantes a el. 
JOHN CARLOS SOTIL LUJAN
                                                          DIRECTOR DEL WEB BLOG "REFLEXIONES PARA VIVIR"

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