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El nombre y la fidelidad.
Cuando Dios hizo su promesa a Abraham, como no tenía a nadie superior por quien jurar, juró por sí mismo. (Hebreos 6: 13).


ESTE MANDAMIENTO TAMBIÉN PROHIBÍA jurar en falso. En la antigüedad, el juramento involucraba poner al Señor como testigo de lo que se afirmaba. Notemos: «Teme al Señor tu Dios y sírvele. Aférrate a él y jura solo por su nombre» (Deut. 10: 20). No decir la verdad era tomar el nombre de Dios en vano.Lo mismo si se hacía un voto sin tener la intención de cumplirlo: «No juren en mi nombre solo por jurar, ni profanen el nombre de su Dios. Yo soy el Señor» (Lev. 19: 12).

También se violaba este mandamiento si se usaba el nombre del Señor de una manera frivola o descuidada. Hoy se nos amonesta: «Deshonramos a Dios cuando mencionamos su nombre en la conversación ordinaria, cuando apelamos a él por asuntos triviales, cuando repetimos su nombre con frecuencia y sin reflexión. "Santo y terrible es su nombre" (Sal. 111:9). Todos debieran meditar en su majestad, su pureza y su santidad, para que el corazón comprenda su exaltado carácter; y su santo nombre se pronuncie con respeto y solemnidad» (Patriarcas y profetas, p. 314). Inclusive cuando oramos a Dios, debiéramos tener cuidado con la forma como nos referimos a él: «Mientras oran, muchos emplean expresiones irreverentes y descuidadas que agravian al tierno Espíritu del Señor y motivan que sus peticiones no lleguen al cielo» (Primeros escritos, p. 70). El uso frecuente de interjecciones descuidadas, y sin pensar lo que se dice, como: «¡Dios mío!» «¡Santo Dios!», etcétera, revelan poca reverencia por la persona de Dios.

Este mandamiento también prohibía usar el nombre de Dios en forma mágica o para fines de encantamientos. Era costumbre entre los antiguos pueblos paganos invocar el nombre de sus dioses para esos fines. Aun entre los judíos, algunos usaban el nombre Yahweh, o algún modo apocopado de este, como fórmulas mágicas para expulsar demonios o sanar a personas poseídas. Se pensaba que se podía manipular a Dios. Eso era una ofensa para su nombre.


Tomado del Libro de Meditaciones 2010 "El Manto de su Justicia " de Eloy Wade.
Más meditaciones en REFLEXIONES PARA VIVIR: http://www.johnsotilonline.blogspot.com

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