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Si hay algo que perturba incesantemente al cristiano, son sus derrotas ante la tentación. "No logro resistir"; "Soy demasiado carnal"; "¿Qué hago con mi vida?"; "Soy demasiado débil".
Estas y otras afirmaciones son expresiones de frustración de cristianos sinceros. Creo que nadie, por voluntad propia, quisiera ser un fracasado. Todos se esfuerzan, luchan, tratan de controlar sus tendencias; pero parece que nada da resultado. ¿Existe solución? 
El problema es que, al llegar la tentación, concentras tus esfuerzos para no caer, en lugar de concentrarlos en no separarte de Jesús. Al hacer esto caes, no porque la tentación haya sido demasiado fuerte, sino porque te se­paraste de Jesús. Y él ya lo advirtió: "Sin mí nada podéis hacer". Nada. ¿En­tiendes? Mucho menos, resistir la tentación.
Entonces, ¿cómo enfrentar la tentación? Si tu vida es de una constante comunión con Jesús, todo lo que necesitas hacer, al llegar la tentación, es decir a Jesús lo que estás sintiendo o pensando. Te puede parecer extraño, al comienzo. Hay cosas que no tendrás el valor de contar a Jesús. ¿Cómo decirle, por ejemplo, que estás planeando salir con una persona que no es tu cónyuge o que estás pensando ir a un lugar que no es compatible con la vida cristiana? "No, no; esto no funciona", puedes pensar. Pero ahí está la clave del problema.
Ya que no tienes el valor de contarle a Jesús lo que estás sintiendo, come­tes el error de cortar la relación con Jesús.
La próxima vez que la tentación aparezca, cuenta a Jesús lo que estás sintiendo, aunque te parezca irreverente y atrevido. No te separes de Jesús.
Si llevas este consejo a la práctica, percibirás que, mientras vas dialo­gando con Jesús, el deseo pecaminoso empieza a desaparecer, de manera natural: ¡Venciste! No porque te hayas esforzado por no caer, sino porque lu­chaste para no separarte de Jesús. Continúas siendo justo no porque evitaste cometer un acto pecaminoso, sino porque no te separaste de la Fuente de la justicia, que es Jesús. A su lado, no hubo lugar para el pecado. Satanás y sus huestes fueron derrotados: Cristo venció en ti; por ti; y para ti. "Bienaven­turado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman".( Santiago 1:12)
                                      Tomado del Libro de Meditaciones Matinales 2011, del Pr. Alejandro Bullón.
  " Pidamos a nuestro Amado Dios que nos de mas de su Espíritu para vencer toda tentación .Usemos bien la espada del espíritu ya que con un escrito está Jesús logró vencer. No olvidemos que como dice en su palabra, el Señor no nos dejara ser tentados mas de lo que podemos soportar y nos dará juntamente con la tentación ,la salida para que podamos resistir".
JOHN CARLOS SOTIL LUJAN
                                                       DIRECTOR DEL WEB BLOG "REFLEXIONES PARA VIVIR"





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