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Marzo 20
Una combinación fructífera

Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. SANTIAGO 1: 6

Imagínate los miles de millones de oraciones que llegan al trono de la gracia diariamente: oraciones para recobrar la salud, para resolver problemas financieros, para obtener liberación de la esclavitud de las drogas, y muchas otras más.En medio de tantas peticiones que se elevan al trono de la gracia, ¿qué ocurre con las súplicas que tú presentas delante de Dios? ¿Crees que Dios las escucha? ¿Tienes la fe suficiente para creer que Dios te responderá? La fe combinada con la oración es una combinación de éxito. La Biblia dice que si nosotros queremos recibir respuesta a nuestras oraciones, hay dos cosas que debemos hacer:Primero, creer que recibiremos lo que pedimos, tener fe, plena convicción de que habrá respuesta, que las cosas se darán, que la enfermedad desaparecerá, que los problemas económicos se resolverán, que el esposo esperado llegará, que el hijo anhelado nacerá.En segundo lugar, no dudar; creer firmemente sin vacilar, aunque la respuesta se demore; perseverar en la oración, aunque el tiempo transcurra; no te desesperes, mantente a la expectativa todo el tiempo.El concepto de la fe en la oración confunde a veces a los nuevos creyentes; pero a veces también a los cristianos más maduros. El versículo para la meditación de hoy aclara el asunto. Santiago aconseja orar al Señor con un corazón indiviso: «Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra» (Sant. 1: 6).La clave está en orar con una confianza plena que no vacila, una confianza que no se mueve entre el sí y el no de la incertidumbre, entre el creer y el dudar. Nos dice que cuando oramos sin dudar, recibiremos lo que pedimos; siempre de acuerdo con el amor, la justicia y la sabiduría de Dios. No siempre recibimos exactamente lo que pedimos, pero siempre recibimos la ayuda para salir adelante en todas las luchas de la vida. Nuestra responsabilidad consiste en eliminar toda duda de nuestra mente. La duda surge cuando consideramos que nuestros problemas son más grandes que el poder de Dios. La duda surge cuando nuestra relación con la Palabra de Dios es débil. Y también por alguna debilidad particular. Quizá tengamos que orar: «Creo, ayuda mi incredulidad» (Mar. 9:24).Cree hoy que Dios contestará tus oraciones, aunque sea de una manera diferente a como lo has pedido.

Tomado del Libro de Meditaciones 2009 "Siempre gozosos , experimentando el amor de Dios" del Pastor Juan O. Perla, Más meditaciones en REFLEXIONES PARA VIVIR: http://www.johnsotilonline.blogspot.com/


Comentarios del Director Web:

Que hermosa enseñanza nos deja la meditación de hoy. La duda muchas veces se motiva por que no conocemos al ser del que dudamos o al futuro que nos espera. Para no dudar de nuestro amado Creador, ni de la seguridad del futuro que nos espera, debemos esforzarnos cada dia en conocerlo mejor a traves de su palabra inspirada. No dudemos en que nuestro amoroso Dios escucha y contesta las oraciones sinceras y en su inmensa sabiduría a veces nos responde si, aveces no y en ocasiones espera. Aceptemos sus respuestas porque es para nuestro bien , aunque no nos parezca en el presente.

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