Cierta noche, a principio de la década de los años ochenta, el rey
Hussein bin Talal de Jordania fue informado que un grupo de alrededor de
setenta y cinco oficiales del ejército se encontraba en ese mismo momento reunido planeando
derrocar su gobierno. Entonces, los encargados de la seguridad real solicitaron
permiso para rodear el barracón del ejército donde se realizaba la reunión y
arrestar a los conspiradores. Después de un momento de silencio tenso el
monarca rehusó dar el permiso y pidió, en cambio, que se le trajera un pequeño
helicóptero. El rey subió solo con el piloto y le instruyó que lo IIevara al
barracón de la conspiración y aterrizara en el techo.
Cuando
aterrizaron, el rey descendió solo y le ordenó al piloto: “Si escuchas
disparos, sal de aquí en el helicóptero inmediatamente sin mí”. Entonces el
soberano bajó las escaleras del edificio y entró desarmado a la reunión
sorprendiendo por completo a los conspirado res y les dijo con calma:
“Caballeros, se me ha informado que ustedes se han reunido aquí esta noche para
finalizar sus planes para derrocar el gobierno, tomar el control del país e
instaurar una dictadura militar. Si ustedes hacen eso, el ejército se dividirá
y el país se sumirá en una guerra civil. Decenas de miles de personas inocentes
morirán. No hay necesidad de que eso ocurra. ¡Aquí estoy! Mátenme y prosigan
con sus planes. De esta manera solo morirá una persona”. Después de un momento
de silencio, los atónitos conspiradores se adelantaron a una para besar la mano
y los pies del monarca y prometerle lealtad por toda la vida. El rey se había
hecho totalmente vulnerable actuando con nobleza y amor supremo hacia sus
súbditos; y al hacerlo, había encendido en los rebeldes el sentido del honor.
Cuando este
mundo se rebeló, Dios no envío a sus ángeles inmediatamente para destruirnos,
sino que optó por el camino de la vulnerabilidad y el amor. Envió a su propio
Hijo para que tomara la naturaleza humana y nos mostrara que el Padre nos ama y
desea que vivamos en armonía con él. El plan le costó la vida al Hijo de Dios,
pero nosotros, que hemos creído en él, lo hemos aceptado como nuestro Rey.
Si en
algún momento te has rebelado contra Dios, él te ofrece perdón total y el poder
de una nueva vida. Te animo a que hoy vivas con honor ante su presencia..
Por Félix H. Cortez.
Recordemos EL PENSAMIENTO BÍBLICO DE HOY , que nos dice:
Entonces pensó el dueño del viñedo: “¿Qué voy a hacer? Enviaré a mi hijo amado; seguro que a él sí lo respetarán” (Lucas 20:13).]
JOHN CARLOS SOTIL LUJAN
DIRECTOR DEL WEB BLOG - REFLEXIONES PARA VIVIR