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Diciembre 7
¿Condenado por obedecer?
Os digo que este descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido. Lucas 18:14



Dios procura guiar a sus hijos para que tomemos decisiones sabias. Aunque clamamos a Dios pidiendo su dirección con frecuencia, no siempre hacemos lo que él indica que debe hacerse. Demasiado a menudo, hemos tomado un curso de acción contrario al que el Señor aconseja en su santa Palabra o al que él manifiesta a nuestra mente y nuestra conciencia a través del Espíritu Santo. Desgraciadamente, no siempre seguimos su consejo.


¿Qué podemos esperar cuando dejamos de aceptar la voz de Dios, cuando adoptamos decisiones basadas en la lógica o el criterio humanos? La historia registrada en Génesis 3: 1-7 muestra que Eva enfrentaba un conflicto entre lo que Dios había dicho y lo representado por sus propios deseos. Lamentablemente, decidió creer la mentira y no la verdad, aceptar el consejo del diablo y no el consejo de Dios, dejarse guiar por el que deseaba su ruina y no por el que deseaba su dicha y su felicidad. Como consecuencia de la fatídica decisión adoptada por ella y por su esposo, el pecado entró en el mundo, con su secuela de dolor, llanto, miseria y muerte.Eva sabía muy bien lo que Dios requería de ella. Sin embargo, centró su atención en los atractivos de la oferta de Satanás. Sopesó cada opción contra los deseos de su propio corazón y, desgraciadamente, optó por lo que resultaba más agradable para sus ojos.


Cuando seguimos una conducta similar a la de Eva, lo que en realidad decimos a Dios es: «Muchísimas gracias por tu consejo, pero haré las cosas a mi manera, y no como tú quieres». Quizá no acabemos de expresar esas palabras, pero nuestras acciones comportan ese mensaje. Debemos ser cuidadosos de cómo respondemos a los llamamientos de Dios.Dios se ha hecho asequible y disponible. Anhela que lo busquemos y le permitamos poner en nuestra mente sus pensamientos, para que podamos decidir correctamente. Si pedimos que nos ilumine para tomar decisiones correctas, entonces debemos atender su Palabra. Si deseas evitarte muchas frustraciones, fracasos y pesares, sé obediente y pide fortaleza para seguir el consejo divino.




Diciembre 6
Seguir el consejo de Dios

Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió, así como ella. Génesis 3:6



Pese a su obediencia, el fariseo no fue justificado. Era justo según su criterio. Hombre fiel a su esposa, ayunaba dos veces a la semana y daba diezmos de todo lo que poseía. Si yo hubiese sido su pastor, no me lo habría pensado dos veces a la hora de ponerlo como primer anciano de la iglesia. Sin embargo, Jesús percibía que ese caballero andaba mal.¿Acaso la obediencia no es importante? ¿Qué sucedió en el caso del fariseo? ¿Debemos tomarnos la obediencia en serio o no?


La obediencia es importante. La Biblia enfatiza vez tras vez que Dios requiere nuestra obediencia. Se deleita cuando hacemos lo que pide. El problema del fariseo estuvo en que usó la obediencia como medio de salvación. Las cosas buenas que hacía respondían a su deseo de sentirse orgulloso y seguro, y de humillar a los demás.Si la obediencia no cuenta para nuestra salvación, ¿por qué la exige Dios? La preocupación de Dios por nosotros surge de su profundo amor y devoción. Él manda nuestra obediencia no porque sea muy estricto y exigente, sino porque conoce el efecto que la desobediencia y el pecado tendrán sobre nuestra vida. En cambio, Satanás tiene otro objetivo en mente, pues sabe que si puede atraernos al pecado, nuestras acciones deshonrarán al Señor y causarán dolor al corazón de Dios.


La desobediencia también tiene temibles repercusiones en forma de sentimientos de culpa, de vergüenza, de desprecio, vidas quebrantadas, matrimonios destruidos y amargas disputas. Sansón desobedeció por creer que no necesitaba la fuerza de Dios y terminó ciego, arruinado y transformado objeto de mofa. Saúl desobedeció y terminó en el suicidio. Caín desobedeció y vivió errante y fugitivo. Jonás desobedeció y un animal marino se lo tragó. Judas desobedeció y murió ahorcado. Aunque el amor divino no cambia, el pecado interrumpe nuestra comunión con el Señor. La desobediencia envía un mensaje a Dios que declara que, en lo que respecta a regir nuestra vida, nosotros sabemos más que él.No hay un solo momento en que la obediencia carezca de importancia para el Señor. Dios requiere tu obediencia en cada circunstancia de tu vida. Decir una mentirijilla puede ser tan perjudicial para nuestro bienestar espiritual como sucumbir ante una tentación mayor, como el adulterio o el robo. La obediencia es una cerca de protección contra el mal. Gózate siempre en obedecer.




Diciembre 5
Quédate con él para siempre

Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. Juan 15:5




Qué metas esperas alcanzar? ¿Qué sueño ha puesto Dios en tu corazón que anhelas ver hecho realidad? A pesar de tus temores e inseguridades, tú sí puedes realizar esos anhelos. Para tener éxito en la vida cristiana tienes que poner tu centro de atención en Jesucristo. Él mismo lo declaró: «Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí» (Juan 15:4).Cuando permanecemos siempre con el Señor, cuando no lo abandonamos, y estamos constantemente a su lado, él nos coloca en el puesto que desea que ocupemos. Sencillamente, lo que se requiere para triunfar en la vida cristiana es confianza total en el Señor.Aprender a permanecer en vez de esforzarnos por alcanzar algo nos enseña a poner nuestra confianza en Alguien que sabe mucho más que nosotros en cuanto a la vida y al porvenir.


Permanecer en Jesús significa que el Salvador es en todo momento la causa de todo bien en nuestra vida. Sin él no podemos hacer nada verdaderamente bueno, nada que honre a Dios y exalte a Cristo. Permanecer en él es confianza continua en la verdad de las palabras de Jesús y en la certeza de su amor. Nunca dejamos de creer que él nos ama. Aunque suframos persecuciones, enfermedades o abandono, siempre estamos convencidos de que su amor nunca cesa. Nos ama hoy igual que nos amaba ayer, y su amor por nosotros no cambiará mañana. Es el amor incondicional de Dios lo que nos cambia y trae consigo una realización duradera.


Tan pronto entendemos y aceptamos que no hay amor más grande que el amor de Dios, estamos listos para dar el primer paso a esa vida abundante, plena y extraordinaria.La persona que permanece en el Señor ya no vive para sí, sino para Jesucristo. Descubre que Dios toma sus pensamientos y los conforma a su voluntad y propósito, que el Señor aguza sus talentos, purifica su mente y lo prepara para el servicio de su reino. Sus tesoros terrenales y las cosas que tiene en gran estima se convierten en ofrendas de alabanza y adoración. Los sentimientos de rencor y amargura se desvanecen, porque recibimos el amor y el perdón divinos.Permanece en el Señor y descansarás, porque Dios tiene el control de todas las cosas. Contémplalo solo a él, no las cosas que te hacen sentir temor e inseguridad.
Tomado del Libro de Meditaciones 2009 "Siempre gozosos , experimentando el amor de Dios" del Pastor Juan O. Perla, Más meditaciones en REFLEXIONES PARA VIVIR: http://www.johnsotilonline.blogspot.com/

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