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Enero 20
Un camino sin obstáculos

Todo valle se rellenará, y se bajará todo monte y collado; los caminos torcidos serán enderezados, y los caminos asperos allanados; y verá toda carne la salvación de Dios. LUCAS 3: 5, 6


Era un niño de once años. Caminaba yo hacia la casa de mi tío, quien, lamentablemente, era alcohólico. Poco antes de llegar a la casa, vi a mi abuelo trabajando en compañía de varios hombres. Extrañado por lo que hacían, le pregunté: —Abuelo, ¿qué hace aquí con esos hombres?—Estoy reparando la calle —me dijo—. Tiene muchas piedras sueltas y está muy peligrosa. No quiero que cuando mi hijo venga borracho, se caiga y se golpee. Quiero que llegue sano y salvo a casa.El versículo dice que el Padre celestial está arreglando el camino que nos lleva hacia él, para que lleguemos sin obstáculos a su presencia. Los hoyos los rellena, los obstáculos los quita, los caminos torcidos los endereza y lo áspero lo allana. Todo para que sea fácil y ligero el viaje de regreso a él. Toda barrera ha sido derribada para que volvamos al centro de su amor. Ha suavizado el camino que conduce a su reino. El camino de regreso a Dios es claro. No hay dificultades para encontrarlo. Jesús está sentado en el centro de la puerta de la gracia de Dios. Su gran amor ha abierto un «camino nuevo y vivo» (Heb. 10: 20) para que todos regresemos. Él es la luz de mundo para iluminar nuestro viaje a través de la vida. A todos nos espera al comienzo del camino que ha preparado para que nadie nos detenga ni nos desvíe. Quizá te han dicho que la senda para llegar a Dios es difícil; no lo creas. Él ha eliminado los obstáculos, ha preparado un camino llano. Dirige tu mirada hacia él. Ve a Dios a la puerta de tu vida.


En realidad él, más que el sol, es la luz que sale al amanecer. Cristo está cercano. Anhela limpiar tu corazón. Quiere que estés limpio cuando llegues a su presencia. Mira y ve la salvación de Dios. Sea esta tu oración:


Sé que si no veo tu salvación es porque he elegido ser ciego.
Pero tú tienes el colirio para curar mi ceguera.
No quiero vivir en la oscuridad del pecado.
Tú has preparado el camino, sin obstáculos,
para que por ese camino lleno de gracia
venga a ti y disfrute de tu salvación.
Ahora el camino es claro para mí,
y el sol de Cristo brilla en mi corazón.

(Tomado del Libro de Meditaciones 2009 "Siempre gozosos , experimentando el amor de Dios" del Pastor Juan O. Perla)

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